Si hay algo de lo que estamos muy convencidos, esto es vivir bien en todos los contextos posibles. Porque para nosotros no hay nada más bonito que pasar momentos felices y serenos junto a las personas que más nos importan.
No estamos hablando solo de hogar, un lugar que inmediatamente nos hace pensar en la familia, los afectos y que conectamos casi automáticamente a un concepto de tranquilidad absoluta sino, también, a restaurantes, spas donde disfrutar de momentos de relajación absoluta o, quizás, hoteles y albergues.
Lugares que se transforman, convirtiéndose en algo más que simples espacios, sino en verdaderos refugios arraigados en nuestra memoria. Aquellos, es decir, conocidos por todos como «los lugares del corazón», donde, en los días tristes, vamos a refugiarnos para encontrar momentos de paz.
Porque todos, pensando en los momentos felices, volvemos con la mente en el tiempo, reconectando con estos lugares un perfume, un color o un simple estado de ánimo: el de la felicidad.