¿Amueblar un espacio exterior con un estilo en consonancia con el mundo que nos rodea?
Es posible, utilizando los trucos adecuados. Porque, si lo pensáis bien, al final todo lo que necesitamos es dejarnos inspirar por la belleza que sólo la naturaleza puede darnos.
Los árboles frondosos, la madera con sus nudos capaces de contar historias milenarias, el agua pura y cristalina.
¿Hay algo más relajante y, al mismo tiempo, acogedor?
Conocida por muchos como «natural chic», esta tendencia de decoración -que ha vuelto a ponerse de moda en los últimos años gracias también a una creciente sensibilidad hacia la sostenibilidad- se inspira precisamente en eso: recrear una estética sofisticada, influenciada por la belleza y las formas que podemos encontrar en la naturaleza.
Caracterizado por tonos como el verde o el marrón y por líneas geométricas limpias y esenciales, este estilo consigue transformar incluso los espacios exteriores en lugares acogedores en los que pasar momentos sin preocupaciones.
Encontramos tonalidades que evocan paisajes, montañas, el mar y colores como el marrón, el beige, el verde botella o el azul claro.
¿Un complemento que nos recuerde a estas tonalidades?
Sin duda, la butaca Emma Cross con la banda verde.
Otra particularidad a tener en cuenta a la hora de amueblar nuestro jardín con un estilo natural es la elección de los materiales.
Por supuesto, la madera tiene un lugar privilegiado en su forma más cruda y pura, pero también la piedra, que puede convertirse en un excelente aliado para recrear un ambiente auténtico y evocador.
Si tuviéramos que pensar en un complemento de nuestras colecciones con estas características, sería la tumbona relax de la colección Barcode que, con su estructura de madera de teca procedente de plantaciones certificadas, es resistente a la intemperie y a la luz solar.
¿Y luego, qué clase de jardín sería sin las luces adecuadas? De hecho, los faroles y las velas donan -al atardecer- un toque romántico y acogedor.
Por último, el consejo que os damos es que optéis por tonos cálidos que simulen la luz natural del atardecer: las luces amarillas crean una atmósfera íntima, perfecta para veladas bajo las estrellas.
Con las lámparas de pie Cricket, que permiten la difusión de una luz suave, la magia está garantizada.
¿Y después? Después damos espacio a las emociones, al diálogo entre el hombre y la naturaleza, al perfume de las flores, al susurro de las hojas, a la posibilidad de encontrar un lugar donde dejarse llevar por las pasiones.
Porque al final, si lo pensamos bien, nuestro jardín puede convertirse realmente en un lugar para detenerse y descansar, perdiendo toda noción del tiempo mientras nos dejamos llevar por la naturaleza y lo que sólo ella puede darnos.
Por eso, hoy os invitamos a bajar el ritmo e intentar redescubrir vuestros ritmos naturales, porque la vida es un regalo y, si se vive en armonía con la naturaleza, resulta aún más hermosa.