¿Hay algo más tierno que un abrazo?
Pensemos en la sensación de calma y tranquilidad que sentimos cuando la persona que amamos nos aprieta entre sus brazos. O, de nuevo, cuando, niños, nos acurrucábamos junto a nuestros padres, quizás después de un mal día pasado en la escuela.
El poder liberado por este gesto primordial, instintivo desde el nacimiento, es excepcional.
Envuelve, acoge, acuna y une como un entremado, un vínculo indisoluble.
Si nos hemos tomado la licencia poética de hacer este similitud hay una razón.
Es precisamente en esta similitud, de hecho, que se encierra el rasgo característico de muchos de nuestros productos.